
En el centenario del tiempo perdido
Marcel Proust murió en París a las cinco y media de la tarde del 18 de noviembre de 1922, hora apropiada para que los diarios del día siguiente, domingo, pudieran recoger con amplitud la noticia. Una de sus últimas satisfacciones fue saber que moriría a los 51 años, igual que Honorato de Balzac.