
Sook ching
Hace 86 años tuvo lugar uno de los episodios más repulsivos y dolorosos en los anales del nacionalismo imperialista: la violación de Nankín por el ejército japonés.
Hace 86 años tuvo lugar uno de los episodios más repulsivos y dolorosos en los anales del nacionalismo imperialista: la violación de Nankín por el ejército japonés.
Desde mis primeros encuentros con la literatura africana en tiempos que hoy mis alumnos juzgan prehistóricos -en particular La conversión del rey Esomba del camerunés Mongo Beti-, no había sentido el estremecimiento de la magia del continente que Conrad llamara negro hasta que en Nueva York descubrí “Hogar y exilio”, memoria de Chinua Achebe.
En el 2000 Chinua Achebe publicó Home and Exile (Hogar y exilio), narración autobiográfica en la que nos lleva por el camino que el súbdito imperial recorre para “igualarse”, como estudiante y como ser humano, con los ciudadanos de la metrópoli y comprender que debe recuperar sus propios valores, que no hay nada vergonzoso o menor en sus raíces, y que, a fin de cuentas, el color es un accidente.
Mientras Nelson Mandela transcurría 27 años en prisión, encontró consuelo y fortaleza en un escritor en cuya compañía los muros de la prisión se derrumbaron. Para Mandela, la grandeza de Chinua Achebe radica en que insertó África en el mundo sin perder sus raíces africanas.
Publico la columna “Juego de ojos” semana a semana desde 1997. Tomé prestado el nombre al gran Elías Canetti, premio Nobel de literatura 1991. Este búlgaro sefardita, uno de los pensadores renacentistas de nuestro tiempo, fue, para mi, la encarnación del “deber moral de ser inteligente” del que nos hablaron John Erskine y Lionel Trilling.
“Juego de ojos” es una mirada sin compromisos a la vida desde mi propio observatorio.
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