
Otra amenaza imperial … y el triunfo de la Ñ
A fe mía que ni Felipe II hubiese sido capaz de tal bellaquería. Gracias al Altísimo, M. A. y sus comandos lingüísticos (del habla, no de la lengua) interceptaron el diabólico plan que hoy divulgo a la Nación por encomienda de impolutos patriotas que han preferido guardar el anonimato.